Cómo escribir un buen libro
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Escribir un libro hoy en día es complicado, no porque no existan personas interesadas en escribirlos, sino porque no hay casi personas interesadas en leerlos. Hoy en día, las personas se conforman con citas leídas en internet, frases descontextualizadas en imágenes de Facebook o ver las películas “inspiradas” por ciertos libros, pensando que eso puede igualarse al haber leído al autor directamente. Por eso mi primer y más importante consejo es que debemos leer.
Para escribir hay que leer
Un carpintero decide convertirse en uno porque ha visto construcciones de mesas, de sillas, ha visto a otros carpinteros lijar y dar forma. En definitiva, se convierte en uno porque ha podido observar el trabajo de otros, pero no sólo el proceso, sino que estudia también el trabajo final. En cambio, todos quieren escribir un buen libro sin haber leído buenos libros.
Un gran escritor es, sobre todo, un gran lector. Para saber identificar un buen libro y reconocerlo como tal, primero hay que haberse acercado a buenos libros, guiados un poco por el canon, pero después buscando caminos propios. Independiente de cuáles hayan sido las profesiones originales de muchos grandes escritores, aún no conozco un gran escritor que no sintiera una gran pasión por el mundo de las letras.
La escritura como hábito
Por otra parte, el solo leer no basta, hay que sentarse a escribir. Puede sonar obvio, pero es un punto muy importante porque las personas piensan que buscar las palabras adecuadas, darle forma a las oraciones, tejer las ideas, es cosa de sentarse. No toman en cuenta que escribir es releer y corregir veinte veces más de lo que se escribe.
Asimismo, hay pensar en qué tipo de libro se quiere escribir y por qué, pero lo más importante es determinar a qué público se quiere alcanzar con el libro. Pensar en el público te dará una idea de qué caminos y estrategias retóricas y/o estructurales seguir para que el libro se acerque a la idea que quieres plasmar.